sábado, 11 de mayo de 2013

Felicidad con tiritas

Se escapan los días, las semanas y los meses. Sin darme cuenta han huido los años por la ventana mientras distraído jugaba a dar pasos hacia delante. Y hace tiempo que observe en el espejo que el reloj empieza a ganar. Porque la vida no cesa, no se para. Y aunque lo pretenda no soy un niño. Pero entiendo a Peter Pan.

Hasta hoy me parecía otra fábula más. Otro cuento para niños. Pero casi sin saberlo ya no soy un niño, y el cuento se ve mas claro, mas nítido. La niñez, la juventud, la inocencia, la esperanza... Todos esos momentos en que no existe el miedo ni la desazón. Los momentos en los que este día es simplemente uno más, sin medirlo como una porción más de una vida, como un escalón. Y para mi ha llegado ese momento.

Cada paso que doy me tiemblan mas las rodillas, porque mi analítica forma de ver la realidad me convierte en un ser hiper-racional que busca sentido a cada instante. Y no hay. Pero la realidad no tiene señales, nosotros las creamos.

Del camino ha pasado un tercio, llega el momento de crecer de verdad, de afrontar retos que siempre resultaron lejanos, de ser adulto. Yo ya estoy aquí, donde las nubes no son de caramelo y algodón ni los ríos de fresa. Aquí ya todo es serio, aquí me toca conocer la felicidad con tiritas, que es la autentica felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

salto de fe