domingo, 19 de mayo de 2013

El mundo de los sentidos

Hablaba Platón hace mas de dos mil años de dos realidades, de dos mundos, de la dicotomía entre el mundo de las ideas y el de las apariencias. Y daba valor a las ideas por encima de la experiencia, por ser eterno e inalterable.

Era una teoría. Una cosmovisión por asi decirlo. Ha pasado algo de tiempo y los que estamos hoy aquí nos enfrentamos a este mundo. Y por desgracia no todos somos felices.

Manda la apariencia. Esto es así. El mundo esta hecho para el deleite estético. Para los sentidos. Las personas con frecuencia somos esclavos de nuestra primaria naturaleza y eso nos lleva a crear cánones, modas, realidades dentro de realidades, para disfrutar del placer corporal mas instintivo. Esa es la más cruda de las realidades. Nos movemos en torno a miles de personas, coincidimos en un bar con tipos diferentes, pero vemos aquel que llama a nuestros ojos. Buscamos un trabajo, y sabemos a priori que tendrá un plus aquel cuya apariencia agrade mas, el hombre alto y atlético de facciones varoniles y hermosa mirada; la mujer de generosas curvas sin reparos en mostrar y más maquillaje que realce su rostro...

Y eso es rastrero, pues dejamos en el tintero a personas válidas (en ocasiones más que los icónicos), inteligentes, agradables, curiosas, amables, trabajadoras, sinceras... Y lo que es peor... gente con sentimientos. Personas que no son culpables de no tener la talla o la estética canónica. Que nacen así, que nacemos así, con taras. Sin anatomías cinceladas a conciencia, con defectos por fuera...

Y lo triste es que esas taras de nacimiento marcan un devenir complicando la personalidad a lo largo de los años. Forjando derrotas, alimentando complejos y dolor frente al espejo. Nos hacen más débiles, susceptibles, irritables en ocasiones y altamente inseguros. Deforman quien somos y nos hacen quedar por debajo de quienes podríamos ser. Todo ello por asumir que en este mundo de los sentidos duele mucho ser feo. Y es la maldición que arrastra a miles de jóvenes a diversos trastornos de todo tipo, pero importante que eso... a la infelicidad.

Aprender a querernos como somos es el reto más difícil que alguien imperfecto puede soportar.

1 comentario:

  1. Decía Quevedo también que en este mundo se aprecian más los aspectos físicos que la esencia interna de cada persona, su verdadero yo. De hecho rechazó a las mujeres por eso, y no lograba entender cómo se prefería a un hombre atractivo físicamente según los cánones sociales pero sin inteligencia ninguna que a un hombre como él, que se consideraba feo pero era inteligente, cultivado, con belleza interna.
    Ese era al mundo de Quevedo y desgraciadamente también es el nuestro hoy día, un mundo basado en la belleza física, que valora la homogeneidad antes que lo heterogéneo, lo único y especial. Tendría que venir el principito a la tierra con su celebérrima cita: lo esencial es invisible a los ojos.

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salto de fe